Lo primero que me llamo mucho la
atención cuando llegue a Cuba fue que me arrestaron en el aeropuerto. las razones y ocultas causas
quizás las revele mas adelante. Lo importante es que todo se soluciono
pacíficamente y
después de unas 3 o 4 horas
salí libre. Sin embargo este incidente marcaría la pauta de los siguientes 40
días. muy a menudo me
sorprendí mucho en Cuba.
Solo unos minutos mas tarde, atorados en un enorme atasco de tráfico, cosa que parece improbable en un
país con tan pocos
vehículos, me
volví a sorprender cuando un chofer de taxi nos informo a gritos desde el carril opuesto que "El tren chocó con un camello" en pleno cruce y que era un desastre. El taxista debe haber visto mi cara de incredulidad porque
procedió a explicarme que el "camello" es una especie de bus
camión llamado
así por la forma ondulada de su techo. Y que a menudo intentaban sobrepasar el vetusto tren y ganarle el cruce, como ambos iban en verdad muy lento, el accidente no causaba mas que esos grandes atracones.
En verdad el transporte es complicado en Cuba. Los gobiernos represivos prefieren mantener a su población incomunicada y si es posible, estática. Son más fáciles de controlar. Seguro por eso el vetusto tren que aborde la noche de Navidad desde
Antilla hasta Santiago se rompió de noche en un poblado llamado Alto Cedro y guiado por una señora y su hijo atravesamos campos y cañaverales iluminados por la Luna, pasando por poblados con nombres como Marcaré,
Cueto y
Mayarí. Hasta alcanzar la carretera y utilizar el medio de transporte favorito de los cubanos: el
aventón. O "hacer la botella" como dicen ellos por el gesto con el pulgar que asemeja el acto de beber. Al rato un gran camión paró y yo junto a media docena de campesinos nos acomodamos apretados en un pequeño espacio libre al final de la tolva. Aunque apretado en verdad no me puedo quejar, porque viaje sentado sobre un enorme cerdo vivo que viajaba atado de patas y convertido por el viaje en mullido y tibio
sofá. El dueño del cerdo se apeó a mitad de camino y gritó desde abajo:
- Chico,
pasenme el
puelco.
Yo nunca he cargado un cerdo y no sabía por donde empezar.
-
Agarralo de las "
guatacas" . Me aconsejó alguien.
Y yo preocupado pregunte:
- No serán los huevos, no?!! Esto causó hilaridad general entre todos.
- No chico, las orejas, de las orejas.
Unos días después, al referir esta anécdota a un grupo de amigos cubanos uno saltó y me dijo:
-Alto cedro, Marcaré,
Cueto,
Mayarí. Es el
Chan Chan!!
La canción más famosa de
Compay Segundo y uno de los temas folclóricos mas populares de la isla. Y los nombres de esos cuatro pueblos son el coro. Y yo lo anduve andando sin nada saber bajo una luna clara escuchando los grillos y el despertar de los gallos en la noche de Navidad.
Esperando un autobús también descifré el funcionamiento de las colas cubanas. me habían tenido intrigado, confundido y hasta hambriento esto de las colas, o filas como dicen. Parece que pararse en fila es una característica de todo régimen comunista. A mi mente vienen esas imágenes grises y tristes de las colas interminables en Europa del Este. Pero en Cuba la población encontró una manera distinta y amigable de hacer cola sin pararse en fila. Y después de 2 semanas
frustrantes en que me
fue imposible comprar una
pizza al paso en La Habana al fin descifré el misterio de las colas cubanas (y no me refiero a las fabulosas mulatas y su voluptuosa anatomía). Yo cada vez que quería una
pizza me acercaba a la ventana y decía:
- Una con cebollas.
Y el tipo me miraba con mala cara y lo mismo hacía la gente que parecía estar parada por ahí sin hacer nada. Yo llegué a creer que las
pizzas estaban prohibidas a extranjeros entonces decidí aparentar ser cubano y un día me acerqué decidido al
pizzero y le espeté en perfecto cubano:
- Una con cebolla, chico!!
Igual todos me miraron mal y el aludido ni siquiera me contestó.
He aquí el secreto mejor guardado de la isla. Cuando uno se acerca a las
pizzas, o al paradero del autobús o a comprar el almuerzo en "cajita", verá alrededor a gente dispersa conversando o sentados a la sombra de un árbol, en verdad todos están en fila y el que se acerca agarra y grita:
- Último!!
Y la persona que
fué la última en llegar grita yo, levanta la mano o algo. Entonces el que llegó ya sabe quién está delante de él y solo tiene que observarlo para saber cuando llegará su turno. A la vez, cuando alguien más llegue este gritara "ultimo" y aquel dirá " yo!". Y todos sabrán a
quién seguir y estarán en fila en el sol o a la sombra o donde les
plazca.
Chévere, no?
El día de mi cumpleaños decidí ir a cortarme el cabello. Caminé muchas cuadras por las anchas calles de El Vedado bajo un sol inclemente buscando una peluquería. Al fin encontré una con dos barberos muy viejos que apenas me senté me ofrecieron un vaso lleno de ron puro y caliente.
- Bebe amigo que hace mucho calor. Me dijo un viejo mulato de barba blanca.
Me bebí el ron con no poco esfuerzo. Estaba sudando, eran como las 3 de la tarde y aún no había almorzado. Me miré en el espejo y le dije al viejo.
-
Cortame el pelo chico.
- Muy bien, cómo quiere que se lo corte?
- Ya te dije, chico.
- No me ha dicho nada, como lo quiere.
- Chico!
cortarme el pelo chico te digo. El tío ya se comenzaba a impacientar y repitió:
- Te lo corto sí, pero
dime como quiere que se lo corte.
- Chico, si te lo estoy diciendo. Que me cortes chico el pelo.
Y así hubiéramos podido seguir si la risa no me hubiera traicionado y el tío se desternilló de risa y salió a llamar a sus amigos a gritos:-
- Escucha lo que este peruano está diciendo!!Y yo les tuve que contar lo que ya le había confesado al maestro, que era un viejo chiste que mi padre acostumbraba contar:
- Porqué todos los cubanos usan el pelo corto?
Porque cuando van al peluquero le dicen:
-
Cortame el pelo chico! Y se lo cortan "chico".
!Cosa mas grande e la vida chico!
continuará