domingo, 6 de abril de 2008

Hamacas en Amazonas.





Armado de una buena hamaca, muchísima paciencia, y un gran libro, uno puede atravesar Sudamérica, de Este a Oeste (y viceversa, pero mas lento porque vas contraelrío), en unas 4 semanas a bordo de las embarcaciones que surcan los caudalosos ríos amazónicos. Necesitas además de los artículos esenciales del viaje, atar bien tu hamaca, llevando para este fin dos fuertes cuerdas de un metro de largo y aprendiéndote algún buen nudo corredizo fácil de desatar, pero que no ceda de golpe depositandote violentamente sobre la cubierta de madera, o como en mi caso, encima del tipo que dormía debajo, causando su caída también y la algarabía de al menos 50 pasajeros que en sus hamacas veían lentamente la selva pasar. Este desafortunado desaguisado tuvo el beneficio de sacarme del anonimato y de ser la estrella del día. Estaba en Brasil y a bordo pase a ser conocido como "O Peruano".
A bordo yo releía "El Péndulo de Foucault", en el que Eco en un párrafo explica la mecánica de este fabuloso artificio y al leerlo, yo en mi hamaca, balanceando levemente y pegado viendo las nubes de tormenta navegar por la selva como enormes barcos negros, me sentí péndulo, que el universo giraba en torno a mi y Foucault, como decimos por acá, un chancay de veinte...

1 comentario:

Pilar Cita dijo...

Qué bien cuentas las historias que has vivido. Las perspectivas de las fotos con las hamacas (o chinchorros, como aprendí en Venezuela) son buenísimas.

Y el símil de ti mismo, oscilando sobre la hamaca como el péndulo de Foucalt, sublime...

Despué de rodar 5mil kilómetros, no hay quien me tome la foto.

Despué de rodar 5mil kilómetros, no hay quien me tome la foto.
La vieja cámara puesta sobre la tierra...